Estando Pablo y Silas en Filipos, fueron apresados y Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad.
El
cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les
aseguró los pies en el cepo. Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. Entonces
sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la
cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas
de todos se soltaron. Despertando el carcelero, y viendo
abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando
que los presos habían huido. Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo:
No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. El entonces,
pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo
y de Silas; y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para
ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás
salvo, tú y tu casa.
(Hechos
16:16-30)
Oh Glorioso Jesús, en
momentos de aflicción, alaba al Señor y él te librara, porque los que aman a
Jehová, todas las cosas le ayudan a bien.
Cuando te sientas presa y sin salida, adora al Señor, el va a
romper las cadenas que te atan y no te permiten avanzar.
Salmo 22-3 "Dios habita en
la alabanza de su pueblo"
Rosa Méndez
Bendiciones!